miércoles, 11 de mayo de 2011

Osama Bin Laden y la moral

Esperé que pasara tiempo suficiente para comentar el tema, muy ajetreado (pero tocado con ese miedo de los medios a ser censurados por EE.UU.) y punto de escepticismo y sensacionalismo alrededor del mundo.


Osama Bin Laden, protagonista de una historia polifasética: multimillonario, musulmán, colaborador de la CIA, enemigo de los Estados Unidos, yihadista extremo. Quizás el mejor exponente de los estragos del extremismo religioso en una sociedad globalizada y globalizante, el hombre más buscado del mundo.


No quiero detenerme en el operativo, ni en el éxito y rencor de los Estados Unidos (ya ha sido bien explicado). Quiero resaltar dos cosas de la vida de Bin Laden: su acérrima convicción de un islam ultraconservador sumado a su consiguiente aversión por los Estados Unidos, y su golpe tan letal al orgullo de un país prepotente y autosuficiente. Lo segundo le significó fama (y odio) mundial, al hacer el atentado más traumático en la historia de los Estados Unidos, aclaro, un ataque nada justificado pero que cambió la visión del mundo y el panorama internacional, pues sea como sea, Al Qaeda desmintió hace casi una década ese hálito infranqueable de los Estados Unidos, y le dio quizás su golpe más grave, un golpe que nunca tuvieron en ninguna de las dos Guerras Mundiales (peor que el ataque a Pearl Harbor), ni tampoco en otra de sus tantas guerras.


Quiero hacer énfasis en los siguientes dos puntos que me siguen cuestionando en la sociedad en la que vivimos: el maquiavelismo y la crueldad recíproca. Estos dos puntos se pueden resumir en uno solo, si así se quiere: la doctrina del bien superior.


Me refiero con lo anterior a que a pesar de que Occidente es aparentemente defensor de los derechos humanos, nos alegramos de la muerte de un ser humano (soy de los que piensan que la condición de ser humano no la pierde nadie por más cruel que sea), y los medios por los cuales se llegó a concretar la muerte de Bin Laden: los métodos utilizados en la cárcel de Guantánamo, es decir, torturas, tratos inhumanos, ahogamientos simulados, entre otras tácticas que se usan en la cárcel a la que llevan a los sindicados de terrorismo para extraerles información útil para los Estados Unidos.  (Véase http://bit.ly/lg8OzN)


Para hacer valer totalmente la teoría de repúblicas respetuosas de los derechos humanos, de los tratados internacionales y promover convivencia más civilizada en el mundo se debe mostrar la gallardía de un país en el trato que da a sus enemigos. Es una opinión polémica teniendo en cuenta que gran parte de la humanidad buscaba ese momento, esa muerte, pero a eso me refiero: ¡queríamos asesinarlo! Tampoco olvido a las víctimas del 9-11, que son muertes muy dolorosas, pero me surge una pregunta a partir de lo que dijo el presidente Obama en su discurso anunciando el éxito de su operación militar "se ha hecho justicia". ¿Matar es hacer justicia? Creo que no, eso lo dijo Obama, pero eso también lo dijo Osama con sus ataques terroristas.


Bin Laden está muerto, y al anuncio de su muerte salieron cientos de personas a celebrar con banderas de los Estados Unidos en las principales ciudades de ese país, pues claro, nos quitamos a ese personaje de encima: descansamos.


Algo que me parece reprochable fue la violación a la soberanía paquistaní, y el asesinato, digo ¿por qué no lo tomaron preso? ¿No sería más útil? Quizás no se trataba ya de utilidad, se trataba de venganza, de cobrarse la ofensa,  porque con los grandes nadie se mete, pero si fuera un país chico, digamos coincidencialmente Paquistán quien hace un operativo en los Estados Unidos y asesina (con la misma sevicia que lo hizo Estados Unidos en Paquistán) a un perseguido por la justicia paquistaní, le caería la OTAN encima, invadirían, mejor dicho… Con los grandes nadie se mete.


Haré una conjetura peligrosa: quizás si lo mataron fue porque no les convenía hacerle un juicio de dominio mundial, quiero decir, Bin Laden trabajó para la inteligencia americana, y luego le declaró la guerra a los Estados Unidos, tal vez tenía conocimiento de algunos hechos que revolverían al mundo, pero bueno, es sólo una conjetura.


La doctrina del bien superior propone lo que popularmente se conoce como “el fin justifica los medios”, y en este caso era acabar con Bin Laden, y aprobando lo anterior ¿para qué acabaron con él? ¿Para martirizarlo como hicieron? ¿Para acabar con Al Qaeda? ¡Por Dios! Qué ilusión.


Bin Laden era la cabeza visible de Al Qaeda, pero no la única cabeza. Esta organización tiene una cualidad que la diferencia (y la fortalece) con respecto a la mayoría de los grupos terroristas: no tiene una organización triangular (es decir jerarquizada de manera ascendente) sino circular, tiene el mundo entero lleno de células, que aportan gran capital. Mejor dicho, Al Qaeda tiene una organización tan bien diseñada como las redes de narcotráfico, lo que la hace muy difícil de desmantelar. Esto es sólo el recrudecimiento de la guerra.


Todo esto como latinoamericanos nos afecta en la medida en que dependemos de los Estados Unidos y de las ayudas que sin vergüenza alguna recibimos de ellos, y dependiendo de las prioridades para ellos seguirán llegando esas ayudas, igualmente Al Qaeda tiene nexos con grupos clandestinos latinoamericanos, y lo más visible: todo esto tiene una repercusión económica inmediata.


Adiós al terrorista más buscado de todo el mundo, hemos descansado, pero insisto que de manera sucia, y el cumplimiento del derecho internacional, los derechos humanos, y las más simples convenciones morales no son pragmáticas ni se pueden modificar en ninguna situación, y esto le quita gran mérito al orgullo americano. La diferencia entre lo que hizo Estados Unidos con Bin Laden y lo que este último hizo con Estados Unidos terminó reducida vergonzosamente (aunque no aceptado por los medios de comunicación ni por la opinión pública) a un igual, la única diferencia era que de un lado estaba la respetada superpotencia económica, y del otro el muy odiado grupo terrorista más grande. Pido al lector que antes de avanzar reflexione sobre este último párrafo, sobre si es válido que un Estado que tanto exige a los demás dé tan mal ejemplo.


No defiendo a los terroristas, pero si estar del lado de los derechos humanos es ser terrorista tristemente me espera Guantánamo.


Mourinho dijo hace unos pocos días que a él le daba a veces “asco” el mundo en el que vive (el mundo del fútbol), yo a veces siento un poco de “asco” por el mundo en el que vivo, por las manchas constantes que seguimos viendo, y que lastimosamente seguimos pasando de alto, porque con los grandes nadie se mete…


C. V. P. G.

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